Este joven argelino llevaba horas en las puertas del CETI a pleno sol y casi sin conocimiento.
M. parecía vencido, nos dijo que no quería volver al CETI y esperaba, solo, tirado en el suelo, que la muerte se apiadara de él. Es la segunda vez en una semana que nos encontramos a un inmigrante en esta situación.
La larga permanencia de los inmigrantes en el CETI, la limitación de todos sus derechos civiles, sociales, laborales, familiares....La prohibición de tener una vida propia, la ausencia de intimidad, de expectativas de futuro.... Está haciendo mella en su salud mental. Se les está lanzando a aventuras tan arriesgadas como intentar salir en camiones hacia la península.
En los comunicados oficiales que emite la Delegación del Gobierno sobre estas cuestiones se afirma, simplemente, sin sonrojarse, que no tienen conocimiento oficial de que estas situaciones se produzcan.
Durante la operación feriante de Melilla también se detectó la presencia de menores tutelados por la Ciudad Autónoma que intentaban escapar "de la atención que reciben" en los camiones de los feriantes.
En su mayoría fueron detenidos por guardias de uniforme, esposados y expuestos ante los medios de comunicación... ¡Todo ello en contra del ordenamiento jurídico vigente!