Después de semanas escuchando a los políticos del Gobierno Local hablar de sus planes para acabar con la pobreza comprobamos con estupor cual es la aplicación práctica de sus planes:
¡¡¡ACABAR CON LOS POBRES...MATÁNDOLOS DE HAMBRE!!!
Una joven inmigrante marroquí, con permiso de residencia y trabajo desde hace tres meses y con una hija de cuatro años (La niña es española) serán expulsadas del albergue San Vicente de Paul el día 30-01-2009 a las 09:00 por orden de la Consejería de Bienestar Social. Madre e hija no tienen donde ir ni donde cobijarse. Quedarán en la calle.
La madre lleva cinco años en Melilla, durante todo este tiempo ha sobrevivido haciendo pequeños trabajos domésticos. Con lo que ganaba ha pasado muchos días comiendo un bocadillo y durmiendo en el parque de Melilla. Su hija ha estado acogida cuatro años en un centro de menores.
Hace tres meses logró la residencia en España y la Consejería de Bienestar Social le obligó a sacar a la niña del centro de acogida. A cambio le prometió una plaza en el albergue de Melilla mientras encontraba una casa para vivir.
Ya han pasado tres meses desde entonces, Ilham trabaja doce horas limpiando escaleras y cuidando a personas mayores. Los sábados y domingos también. A pesar de ello no ha logrado ganar más de 600 euros al mes.
Además en este periodo ha hecho un curso de electricidad. Ilham casi no duerme porque se pasa el día y la poca noche soñando con una casa para ella y su hija. Con el fin de la pesadilla que ha vivido en la calle y bajo la bota de Bienestar Social.
Ha buscado casa por toda Melilla. La casa más barata que ha encontrado es de 350 euros... ¡pero eso no era una casa!... Además le pedían que pagara un año por adelantado porque el dueño no se fiaba de los inmigrantes.
Ilham ha tenido que contratar por 100 euros a una señora que cuida a su hija mientras trabaja. Total serían 450 euros de los 590 que gana trabajando 12 horas ¿Como iban a comer ella y su hija?
Acostumbrada a luchar y sobrevivir en los ambientes más duros tenía la certeza de encontrar un trabajo mejor y poder sacar a hijita adelante sin más servidumbres, pero Bienestar Social tiene prisa. Le dieron quince días de prorroga y ya han pasado. Mañana tendrá que irse con su hija a la calle, no importa ningún otro motivo, ninguna otra circunstancia, el plazo ha terminado, el sueño ha terminado.
Bienestar Social olvida que la razón de su existencia, el mandato que tiene como institución, los sueldos que cobran los políticos que la dirigen, se pueden justificar únicamente si evitan que estas situaciones de desamparo ocurran en el territorio donde ejercen su potestad. Es un mandato Constitucional ineludible.
Hay que recordar a Bienestar Social, una vez más, que una de sus obligaciones preferentes es proteger a los menores de edad en situación de riesgo, y sus familias, para que no caigan en situaciones de abandono absoluto como la que están provocando en este caso.
De ninguna forma vamos a consentir que se impida a Ilham salir del camino que emprendió hace cinco años para salir del infierno y sacar adelante a su pequeña.