Mucho se ha hablado de los crímenes y graves violaciones de DDHH que se produjeron durante el año 2005 en las vallas de Melilla y Ceuta y en todo Marruecos.
A partir del 2006 con la instalación del nuevo sistema defensivo al que se denomina -SIRGA-, la consolidación de las acciones militares hispano-marroquíes para controlar las fronteras, la férrea censura informativa, y una campaña constante de intoxicación política, se nos hace creer a los ciudadanos que estamos ante un sistema de control de fronteras que: no solo es perfecto, también es humanitario, no lesivo para los inmigrantes y pleno de bondades de todo tipo.
Nada más lejos de la realidad, el sistema SIRGA es por naturaleza una máquina de matar y esa es básicamente su fuerza disuasoria. Por otro lado la estupenda cooperación marroquí se centra fundamentalmente en el despliegue de cientos de militares armados por el perímetro fronterizo que no dudan en disparar a matar a cualquier inmigrante que llegue a subirse a la valla para saltarla.
Desde el año 2005 hasta hoy siguen ocurriendo crímenes y graves violaciones de DDHH que no por ser menos frecuentes son menos significativos.
Publicamos hoy el estado en el que se encuentran las investigaciones sobre los hechos ocurridos en 03-07-2006 en el que tres inmigrantes murieron fusilados en la valla de Melilla y otros doce resultaron heridos. Los tribunales españoles han enviado sus conclusiones a los tribunales marroquíes para que depuren las responsabilidades que hubieran ocurrido en su territorio.
Esperemos que esa estupendísima colaboración hispano-marroquí en los ámbitos: político, cultural, comercial e inmigración, se de también en el judicial, y que estos crímenes no queden impunes como viene siendo habitual. La pelota está otra vez en el techo del Gobierno Marroquí.