Durante tres semanas 52 congoleses retenidos en el CETI de Melilla han sido trasladados a CIES de la península.
Durante un mes y medio esta fue la reivindicación que dicho colectivo manifestaba concentrado frente a la Delegación del Gobierno.
Reiteradamente tanto la Delegación del Gobierno, la Dirección General de la Policía así como la embajada de España en la R.D. Del Congo han declarado que no existía un convenio de repatriación con la R.D. Del Congo y que era imposible su expulsión. Además la situación política, económica etc. de la R.D. Del Congo parecía hacer inviable la deportación al país de este colectivo.
El viernes por la noche los congoleses fueron concentrados desde distintos CIES en el CIE de Madrid. Pocas horas después fueron trasladados a Barajas donde un grupo de cinco congoleses recibieron una paliza por negarse a subir al avión terminando completamente ensangrentados según los testimonios que nos llegan.
Por la mañana el avión aterrizaba en Kinshasa y los 52 deportados, fueron inmediatamente trasladados a la temible prisión de Kim Mazier de la Gombe, junto al palacio presidencial de Kabila, quedando a disposición de la temible policía política del dictador.
Entre los deportados había 12 personas con enfermedades graves y con un tratamiento médico imprescindible que también han sido encarcelados. Dos mujeres han sufrido ataques cardíacos y se debaten a estas horas entra la vida o la muerte en la prisión de Kinshasa.
Los deportados llevaban en la mayoría de los casos 3 años detenidos en Melilla y en la ciudad quedan 32 congoleses. La desolación era absoluta esta tarde en el colectivo.
La deportación de Congoleses es el acto más grave que se ha producido en Melilla desde los asesinatos en las vallas del año 2005. España vuelve a tener una responsabilidad directa en las muertes, torturas y malos tratos que se produzcan en este colectivo.
España y la UE deben de tener una sola vara de medir a la hora de defender los DDHH y combatir a los dictadores de África. Kabila no es distinto a Gadafi por muchos intereses económicos que se compartan con el dictador Kabila.