Foto: B.A.
Gastón casi no puede pronunciar palabra. Acaba de
someterse a una complicada operación de mandíbula, ya que la tenía totalmente
desplazada, a causa de “la paliza” que le dieron dos mejanis el pasado quince
de mayo, cuando se disponía a saltar la valla que separa Melilla de Marruecos.
Un “salvaje ataque” del que tardará en recuperarse, ya que también tiene los
dos brazos rotos, las piernas inflamadas y heridas en la cabeza. “No lo recuerdo
todo, pero estoy seguro de que estuvieron una hora golpeándome”, nos dice angustiado,
mientras ajusta la bolsa de suero a la que está conectado. “A mi compañero - se
refiere al subsahariano con el que iba y que al igual que él pretendía pasar a
la ciudad española – lo golpearon menos porque les dio cien dirhams, diez
euros, pero yo no tenía dinero”.
Foto: B.A.
Esta práctica “es bastante habitual”, nos dicen
algunos de los residentes del Centro de
Estancia Temporal de Inmigrantes de Melilla (CETI), “ya que es la única forma
de que no te muelan a palos”. Además, fuentes del país vecino nos aseguran que prácticamente
cada día son atendidos en el Hospital Hassani de Nador subsaharianos, que como Gastón,
han sido agredidos por la gendarmería marroquí. “Cuando logré recuperar el
conocimiento, pedí auxilio, y como nadie me lo dio, terminé tirado en la
carretera”, concluye este camerunés. Finalmente, consiguió llegar al hospital, y
de ahí, fue trasladado a una clínica privada, ya que la asistencia sanitaria marroquí
no incluye esta intervención quirúrgica, que supone 2000 euros a Migraciones de
la Iglesia, la organización que sustituye a Médicos Sin Fronteras. Ésta es la
razón por la que Gastón está dando a conocer lo que le ha ocurrido, “porque el
coste de la operación es muy alto y esta organización es modesta”, aclara.
Sorprende que no esté, cuanto menos, indignado, sin embargo, insiste en que
“quiere estar tranquilo, recuperarse y de momento trabajar en Marruecos”. Ni un
ápice de rencor se percibe en las palabras de este joven, ingeniero mecánico,
que salió de Camerún en enero y que intentó “no muy convencido”, acceder a
Europa, “llegué a trabajar en Argelia, pero la policía empezó a molestarme y
acabé yéndome”. Ahora, mientras se recupera, pide a quienes lo visitan, que le
lean la Biblia y “se agarra” al recuerdo de su familia, concretamente al de sus
doce hermanos, para salir adelante.
Pero este caso no es, por desgracia, extraordinario
sino sólo un ejemplo de lo que está
sucediendo al otro lado de la alambrad donde la violación de derechos humanos
es constante. Algunos de los vecinos que viven en las inmediaciones del cauce
del Río Nano, zona cercana a la frontera de Farhana donde habitualmente se
producen intentos de entrada, nos han informado de que los mejannis “actuaron”
la noche del jueves y que escuchaban “terribles gritos”. De hecho, hemos podido
saber, que el viernes por la mañana fue atendido en el hospital de Nador un
subsahariano “con la cara destrozada”, quien asegura que fueron ochenta personas
las que intentaron saltar la valla este jueves, lo cual explica que el
helicóptero de la Guardia Civil no deje de sobrevolar por los alrededores del
perímetro fronterizo.
Constantes denuncias:
Un trato
inhumano, el que las fuerzas de seguridad proporcionan a estas personas que fue
denunciado en marzo de este año por Médicos Sin Fronteras (MSF). Justo antes de
dejar Nador, la zona donde trabajaba esta organización y en la que se encuentra
el Gurugú – monte en el que cientos de personas mayoritariamente del África
Subsahariana esperan hasta poder acceder a Melilla-, esta organización insistió
en que “la violencia aún sigue siendo el pan de cada día para la mayoría de
migrantes subsaharianos” debido, básicamente, a la “errónea” política adoptada
en las relaciones entre Europa y Marruecos que por un lado, afirman defender
sus derechos, y por otro, los criminalizan”, señaló MSF a diversos medios de
comunicación. Una afirmación que argumentó con el informe que presentaron a
finales de 2011, que bajo el título “Violencia, vulnerabilidad y migración
atrapados a las puertas de Europa”, recoge los abusos que se llevan realizando
durante años en los alrededores de la valla. Por ello, hizo un llamamiento a
las autoridades marroquíes y españolas para que tomen “medidas inmediatas y
drásticas” y aseguren que “sus Fuerzas de Seguridad no cometan abusos ni hagan
daño a los migrantes subsaharianos”.
En esta misma línea se pronuncian constantemente
la ONG Pro Derechos de la Infancia (Prodein) y la Asociación Pro Derechos
Humanos (APDH). Estas dos organizaciones locales insisten constantemente en que
tanto España como Marruecos “ignoran los derechos de los subsaharianos”.
Belén Amador.
Más Información:
Periodismo Humano:
http://periodismohumano.com/migracion/costo-2-000-euros-operar-a-gaston-pero-con-10-se-habria-librado-de-la-brutal-paliza.html
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http://periodismohumano.com/migracion/costo-2-000-euros-operar-a-gaston-pero-con-10-se-habria-librado-de-la-brutal-paliza.html