jueves, 12 de agosto de 2010

"El pañuelo se queda aquí"


K. y L. son Soni e Ikram. Ya no tienen miedo, dicen sus nombres como si los estuvieran estrenando y sabiendo que ya nunca tendrán que renunciar a ellos. Ikram aparece en el punto de embarque del puerto de Melilla sin chilaba y sin pañuelo para taparse la cara, le digo: Ikram ¿El pañuelo? … Y me contesta felíz: ¡El pañuelo se queda aquí!

Ikram no llevaba pañuelo por convencimiento religioso, Ikram llevaba pañuelo para no ser identificada en Marruecos, para evitar las represalias de la sociedad y el gobierno de su país si era devuelta por España tras solicitar asilo.

El motivo de la solicitud de asilo: Haberse enamorado de un hindú con el que huyó a vivir a una chabola y tener un hijo fuera del matrimonio, hechos estos, castigados duramente por la sociedad y el código penal marroquí.

España les negó el asilo, pero unos meses después les ha concedido un “Permiso de Viaje” para que puedan viajar y salir de Melilla. El día 11 de agosto, a las doce de la noche, se abría la puerta de la jaula donde Soni había vivido 5 años y donde Ikram llevaba bastantes más.

En Melilla se dejaron toneladas de miedo y muchas más cosas que el pañuelo y la chilaba.

Con ellos marchaba otra familia: una chica mauritana vendida a una familia marroquí que le dejó el cuerpo lleno de cuchilladas, su pequeño de 4 años con el cuerpo lleno de quemaduras y, su marido de Ghana, refugiado durante cinco años en Libia y otros cinco en Marruecos. Llevan varias maletas llenas de ilusión y esperanza por primera vez en su vida.

Una tercera familia les acompañaba, pero esta con “Permiso de Residencia”, un estatus extraño, una forma poco frecuente de salir, un premio excepcional que se otorga a quién realiza la labor de chivato.

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