domingo, 21 de febrero de 2010

CONCENTRACIÓN EN LA PLAZA DE ESPAÑA EN SOLIDARIDAD CON HICHAM BOUCHTI Y PARA QUE NO SEA EXPULSADO A MARRUECOS.


20 de febrero del 2010 Hicham Bouchti
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Noticia en: MELILLA HOY
Noticia en: EL FARO


ANÓNIMO:

La fortaleza mental, física y psíquica que demuestra cada día Hicham Boiuchti es, sencillamente, asombrosa. No solo no me imagino en su situación, sino que me cuesta trabajo encajar cada una de las numerosas sonrisas que derrocha cada tarde a los amigos que compartimos un rato con él. Fortaleza de espíritu, eso es lo que transmite con su amabilidad y dignidad. Precisamente la dignidad con la que esta persona defiende su causa, sus derechos, es su mayor herramienta, su arma más imbatible. Lucha por unos derechos que son los suyos, pero que a la vez son los de todos, pues sistemáticamente ha sufrido la privación de libertad, a todos los niveles, primero de expresión, posteriormente de movimiento, hasta alcanzar la privación total de libertad en la cárcel secreta de Temara (Marruecos), donde no hay el más mínimo cumplimiento de los derechos humanos. Hicham es otro pequeño gran luchador, uno de esos personajes que a veces marcan la historia, el menor número de ocasiones por haber logrado acabar con la tiranía, otras veces por ser brutalmente reprimidos, y por supuesto otras tantas pasan desapercibidos a ojos de los analistas de la historia, pero siempre, y digo SIEMPRE, marcan a algunas personas, los que nos empapamos de esa libertad de espíritu, que va más allá de las normas injustas, se salta los patrones convencionales que como una muralla gigante se alza frente a la frente de la gente que no es capaz de alcanzar a ver más allá de su nariz. Por mucho que nos encierren entre muros tristes y grises, si somos libres de espíritu, si creemos en la dignidad, en la justicia, en la libertad, nunca podrán vencernos, ni matarnos sirve de nada. Eso último es el error que suelen cometer los tiranos estúpidos, encerrar a un hombre (Nelson Mandela), asesinar a otro (Victor Jara), sólo avivará las llamas que tratan de apagar desesperada, irracional y brutalmente. Cuando uno cree que ha hecho lo correcto, cuando uno tiene la conciencia tranquila, tiene fuerzas para luchar.
Hicham no ingiere alimentos que le proporcionen las energías que necesita para reír, conversar, explicar una y otra vez a la prensa o a algún ciudadano lo que le ha arrastrado a esta difícil situación, pero su conciencia, y la profunda convicción en que no tiene por qué esconderse ni arrepentirse, es lo que le da fuerzas para todo ello. No es un hombre valiente, ni musculoso, es un humano muy humano, con un gran sentido de la justicia. Una persona que cree que debe denunciar y luchar (por la vía pacífica) contra el mal, un mal que escudado por una jerarquía y unas instituciones que le ampara, tiene un poder sobrehumano, por ello la lucha que emprende esta persona marroquí es una lucha épica, desproporcionada y agresiva, de una violencia extrema.
El periódico marroquí Al oma y Al Alam, decían el día Jueves (pasado) y Nador city (web)…: Hicham Boutchi, Aminatu Haidar y …, traidores supremos a la patria. No sé a ustedes, pero a mí eso me suena, y me suena a manipulación, a pretender manejar a antojo los hilos de unos súbditos a los que se trata como marionetas, a los que no se les otorga como una prioridad la alfabetización, a los que se les bombardea con mensajes cerrados, masticados, sin posibilidad de apreciaciones o valoraciones personales, a los que se les dice: esto está bien, esto está mal; estos son los buenos, esos son los malos, maniqueísmo maquiavélico en estado puro. A veces sólo cuando alguien está dispuesto a luchar contra el mal, algunos podemos verlo; si no, sigue permaneciendo oculto a nuestros ojos, pero, aunque con la tranquilidad del que se cree que no pasa nada, nos va perjudicando constantemente. Por ello yo le doy las gracias, en mi nombre, y en el de sus compatriotas que no pueden hacerlo por el miedo lógico a ser represaliados. Esta persona ha denunciado la corrupción, el tráfico de armas de un general con nombres y apellidos, torturas y vejaciones brutales, no sólo a terroristas y a presuntos terroristas, a saharauis activistas, sino también a sus familiares, a sus mujeres, a sus madres. Nadie en su sano juicio querría seguir perteneciendo a la corporatividad que permite o incluso propicia que quienes detentan la autoridad y monopolizan la violencia violen a la mujer de un terrorista, bajo la mirada aguada y desdichada de su marido. O que se torture a la madre de 65 años de edad de una persona que ha criticado el régimen de Mohamed VI, esto último le sucedió a un íntimo amigo de Hicham, el sargento Ibrahim Jalti, quien también denunció la corrupción del ejercito, e insistió hablar con el Rey de Marruecos, apoyándose en el Artículo 111, que señala que aquel que, … esta persona pasó 6 años (desde el 2001) en la cárcel de Rabat y Taza por denunciar tráfico de armas, corrupción, tráfico de influencias. Tras salir en libertad, intenta pasar a España para solicitar asilo político, puesto que en Marruecos no se respetan sus derechos. Primero consiguió pasar, disfrazado de mujer Hicham, pero él no corrió la misma suerte. En Beni Enzar le dieron el alto el 14 de mayo del 2009 (puesto que ni intentó disfrazarse, ya que era libre tras cumplir su pena de cárcel), le torturaron y así arrancaron de su boca la confesión de que su amigo Hicham ya se encontraba en Melilla, ello le costó 5 meses de cárcel en Nador. Una vez cumplido este tiempo, cuando sale de la cárcel realiza numerosas llamadas telefónicas a su amigo, con quien conversa en varias ocasiones, cuando Hicham comienza la huelga de hambre, Ibrahim Jalti es detenido, continuando a día de hoy en la cárcel de Oujda. Esas vejaciones salvajes son las que Hicham Bouchti denunció que cometían algunos compañeros del ejército de marruecos en la cárcel en la que después él tuvo que sufrir la mutilación de sus derechos fundamentales. Sin embargo, posiblemente Hicham se sentía más a gusto, y no pretendo frivolizar, a ese lado de los barrotes, que al otro.
Tb escribió artículos en el prestigioso periódico Arab Times, solicitando la abolición y el cierre definitivo de la cárcel secreta de Temara, en Marruecos.
Yo a Hicham le comprendo, entiendo su necesidad de denunciar. Simplemente creo que hay personas que sienten que deben pasar a la acción, que deben de luchar por otras personas que no tienen ni la más mínima oportunidad de hacerlo, por ello considero que aquellos privilegiados que somos, como Hicham lo era, del sistema, por tener estudios, por haber nacido en una familia o en un país determinado, tenemos la legitimidad de hacerlo, es un derecho más, dar voz a los que no la tienen, sacar a la luz lo que se les oculta a quienes en realidad sustentan al poder, la población civil menos favorecida, más golpeada y arañada. También resulta lógico que se nos persiga. Entra dentro de la lógica del poder. Alguien cuyo nombre no quiero acordarme, lo llamó “guerra preventiva”.
Hicham es una persona valiente, rodeada de personas valientes, abandonado por personas que no quieren meterse en líos, que no quieren poner en juego su libertad, su vida, a sus seres queridos. Perseguido por la tiranía del más fuerte, ridiculizado y humillado hasta dejarle sin vida, sin “tierra”, por “traidor a la patria”, curioso título para nominar a alguien que lucha por la libertad de su patria, yo más bien diría con rigor: “traidor a los que traicionan a la patria, al pueblo”. Y realmente eso es Hicham, un traidor, pero un traidor bueno. Es esa persona que entró en un cuerpo para proteger a los civiles de indeseables como los terroristas que matan en nombre de dios, con la ilusión de hacer el bien, de ayudar con sus conocimientos, con su vida si era necesario. Pero posteriormente, los mismos que le habían acogido en su seno, educado en unos conceptos idílicos, le traicionaron, lo venían haciendo desde siempre, pues detrás de los fines heroicos se escondían fines mediocres (como la protección a ultranza del pensamiento único, acallando disidentes del régimen), y medios terroríficos (la aniquilación del terrorismo aplicando fórmulas terroristas). De esta forma los buenos se convierten en malos, siguen siendo buenos porque luchan contra los malos, pero son igual de malos que los malos, porque hacen lo mismo que ellos. Lo que diferencia entonces a los buenos de a los malos ya no es lo que hacen, sino a quién se hace, simplemente de a quién matan unos o a quién los otros. Mis “buenos” no se corresponde con estos, los míos no hacen lo que hacen los malos, creo que en ello Hicham y yo coincidimos.
El día 16 de febrero de 2009 la ministra de defensa Carme Chacón ha reconoció públicamente el esfuerzo de aquellos militares que durante el franquismo defendieron la democracia, fueron perseguidos, represaliados y encarcelados. Me suena.
Hicham bouchti, nuestro amigo al que no sabemos si van a meter en la cárcel, si le van encerrar en una cárcel secreta que hace recordar los peores tiempos de los fascistas, o si le van a pegar un tiro en la cabeza y enterrarle, o a montar alguna estratagema algo más compleja para eliminarle. Es duro ser su amigo, porque es triste la situación, ya que lo único que le queda es “lo último”, luchar con su propio cuerpo, combatir con la única persona a la que podría hacer daño, su propia persona, es triste que te de pena un amigo, es triste pensar en él desde la comodidad de tu hogar y que te sobresalte el fantasma de la muerte de un ser querido, que está en la Plaza de España, en este frio mes de febrero. Saber que seguramente, si sale de esta, ya tenga daños irreparables en su organismo por la inexistencia de alimentos en el mismo, no ayuda. Es lamentable esta situación, el desconsuelo de la persona que ve cómo el rayo de esperanza que irradiaba un país defensor de los derechos humanos como España le da la espalda, abandonándole a su suerte, dándole un plazo de 15 días para que se entregue a sus captores, a sus verdugos. ¿y si no se entrega qué? Si no camina dos kilómetros hasta la frontera, ¿vais a entregarle? Tendréis las manos manchadas de sangre. ¿Como lo llaman? Coautor necesario, cómplices de vejaciones, de violaciones, de asesinato.